28 mayo, 2013

Puentes

Como ciudad con río, Dublín tiene puentes.

El famoso Ha'Penny Bridge en el que ya no hay que pagar inexistentes medios peniques por cruzar, el O'Connel Bridge que quedó más ancho que largo, los puentes de James Joyce y Samuel Beckett, con su inconfundible aspecto "Calatrava", puentes que giran, puentes que se abren, puentes iluminados por la noche...

Los puentes en Dublín son una cita ineludible, son fotogénicos y, sobre todo útiles. La utilidad de pasar de un lado al otro del río es evidente. La utilidad como lugar donde pedir limosna o dormir es tan triste como frecuente.

En el mejor de los casos el puente tiene algún tipo de estructura de piedra, en la que apoyarse y resguardarse del viento (así, sin adjetivos, el viento de Dublín no los necesita, si lo has probado sabes como es y si no no vale de nada que te lo cuente), en otros casos a veces improvisan un pequeño parapeto con unos cartones. Sea como sea es tremendo.

Irlanda no está recuperada, ni rescatada, ni se salva de la situación económica actual. El número de personas que necesitan el contenido de los grandes termos de los voluntarios cada noche, en los puentes y fuera de ellos no es turístico, ni fotografiable.

Supongo que los puentes son las casas de los pobres, encima o debajo.



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