20 mayo, 2013

Comuniones

No sé si pensar que en Dublín una comunión es un asunto muy serio o no.

Una comunión es un negocio, como en todas partes, pero en Dublín es un negocio especializado. Hay tiendas que venden adornos de primera comunión (globos, bandas, banderitas...), supongo que hay tiendas que venden vestidos de primera comunión para niñas pero o no las he visto o no me he fijado, y hay tiendas de trajes de primera comunión para niños.

Los niños no hacen la primera comunión de calle, ni de marineritos (que no sé yo de dónde vendrá esa absurda tradición española), en Dublín los niños hacen la primera comunión de gansters, con su traje perfectamente planchado, su chaleco y su corbata, con brillos diversos en alguno o todos esos elementos.

Uno de los niños de mi casa hizo la comunión hace dos sábados pero no lo vi con su traje, supongo que el hecho de que me dejaran sin comida hizo que perdiera interés en el evento.  

Las niñas, tan princesísimas como en cualquier rincón de España, llevan además diademas/coronas brillantes y, si tienen suerte, se trasladan en limusina con toda su familia dentro, como si de un microbús se tratara. O van al zoo al día siguiente, todavía emprincesadas, a sorprender a los monos con su vestido blanco.

Supongo que con tanto gasto es normal que celebren la comida en un buffet chino, que yo lo he visto.


Foto de Carlos Cortés


2 comentarios:

  1. Lástima dun pequeno ganster saíndo desa limusina

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    1. Bueno, á mini-estrella-holliwoodiense chégalle ben, nin a Audrey ;P

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