31 mayo, 2013

Vínculos culturales

El lunes pasado llovía.

De pequeña leí todos los libros de "Los Cinco". Me fascinaba sobre todo la comida, cosas que ahora han perdido toda la magia, como el pastel de carne, o cosas que siguen sonando medio esotéricas como el pan de jengibre o la cerveza de jengibre.

El vecino que comparte la pared de su garaje con mi "apartamento" pasó la semana pasada sacando cosas para tirar a un contenedor de obra. No sé si se muda o si es una limpieza de primavera aplazada durante años pero botes de pintura, un colchón, una plancha, ropa, un monitor de ordenador y todo tipo de objetos de distintos tamaños acabaron en el contenedor.

El pastel de carne en porciones individuales, precocinado y calentado en el microondas, es ahora una de mis cenas habituales con tendencia a ir directamente a la basura, y los libros de "Los Cinco" no superaron la prueba de la nostalgia (son terribles) cuando intenté releerlos con y para mis hijos.

El lunes por la mañana llovía con ganas y en una esquina del contenedor asomaban tres o cuatro libros, retorcidos por el agua.

Tras cinco días de primeros auxilios "Five go to Billycock Hill" está preparado para una segunda oportunidad.


30 mayo, 2013

Semáforos

Los semáforos de Dublín son... distintos.

Nunca entendí por qué la canción de los payasos de la tele decía eso de "¡rojo, amarillo y... verde!". Cuando era pequeña porque para mí los semáforos eran solo la parte de los peatones: rojo y verde, punto. Y cuando entendí que los conductores tenían su propia visión del semáforo, esta sí con tres colores, nunca encontré el famoso amarillo, aceptaría un "¡rojo, naranja y... verde!", pero ¿amarillo?

¿Y por qué una canción infantil se basa en la visión adulta del semáforo?, sí, se supone que los niños que la cantan van en un coche pero ese es un análisis que no hice con cinco años.

Los semáforos de Dublín son distintos. Yo por lo menos no los había visto así en ningún sitio y, aunque la adaptarían a la visión de los niños, tampoco sirven para la canción.

¡Verde, amarillo y... rojo!



29 mayo, 2013

Chippers

Un día hace mucho tiempo, volviendo de trabajar, encontré el que se anuncia como el "chipper" más antiguo de Dublín.

No sé por qué, yo tenía una idea equivocada sobre los fish & chips, me imaginaba algo más portátil, algo que ir comiendo mientras andas por la calle, no un filetón de pescado rebozado.

Salí de mi error en Howth, en el puerto del bonito pueblo costero donde casi muero congelada mientras cuervos y gaviotas esperaban las sobras de la cajita de cartón (o los restos de los turistas, quién sabe).

Leo Burdock este año celebra sus 100 años y aunque no forma parte de la ITICA, orgullosa descendiente de los italianos del Val di Comino, que hoy celebra el día nacional de los fish & chips con su producto a mitad de precio, ha tenido el detalle de unirse a la celebración.

Como una jubilada cualquiera he visto una cola e inmediatamente me he puesto al final.


28 mayo, 2013

Puentes

Como ciudad con río, Dublín tiene puentes.

El famoso Ha'Penny Bridge en el que ya no hay que pagar inexistentes medios peniques por cruzar, el O'Connel Bridge que quedó más ancho que largo, los puentes de James Joyce y Samuel Beckett, con su inconfundible aspecto "Calatrava", puentes que giran, puentes que se abren, puentes iluminados por la noche...

Los puentes en Dublín son una cita ineludible, son fotogénicos y, sobre todo útiles. La utilidad de pasar de un lado al otro del río es evidente. La utilidad como lugar donde pedir limosna o dormir es tan triste como frecuente.

En el mejor de los casos el puente tiene algún tipo de estructura de piedra, en la que apoyarse y resguardarse del viento (así, sin adjetivos, el viento de Dublín no los necesita, si lo has probado sabes como es y si no no vale de nada que te lo cuente), en otros casos a veces improvisan un pequeño parapeto con unos cartones. Sea como sea es tremendo.

Irlanda no está recuperada, ni rescatada, ni se salva de la situación económica actual. El número de personas que necesitan el contenido de los grandes termos de los voluntarios cada noche, en los puentes y fuera de ellos no es turístico, ni fotografiable.

Supongo que los puentes son las casas de los pobres, encima o debajo.



27 mayo, 2013

Ríos y rías

Dublín es una ciudad con río, el Liffey.

Como natural de Miranda de Ebro residente en Bilbao, hace años saqué mis propias conclusiones sobre la diferencia entre ríos y rías. Para mí los ríos siempre fluían en el mismo sentido mientras que las rías lo hacían en uno u otro sentido, con mayor o menor volumen de agua, dependiendo de las mareas. No tenía por qué dudar de mi deducción empírica.

Uno de los primeros días de clase en Dublín, el profesor de inglés comentó que cuando se vacía el Río Liffey se ve todo tipo de objetos en el fondo, y citó en concreto bicicletas.

Con mi confusión idiomática mi cerebro no se paró en detalles y se imaginó un sistema periódico de vaciado de río sin utilidad concreta.

Como residente en Galicia, mi concepto de ría se complicó un poco, ni las Altas ni las Baixas se parecían a la de Bilbao.

El río Liffey es tan río o tan ría como el Nervión en Bilbao, sube y baja según las mareas y cuando está "vacío" muestra, entre otras cosas, bicicletas.





26 mayo, 2013

Dietas

Como Woody Allen exploraba las religiones en "Hannah y sus hermanas", yo dediqué un diminuto periodo de mi vida a buscar mi dieta.

Acabé suscrita a un foro de internet (niños, no hagais eso en vuestras casas). Mi dieta compartía espacio con otra, desconocida para mí, en la que los adelgazadores contaban y sumaban puntos para controlar lo que comían. La suya era la dieta WW (Weight Watchers) y los llamábamos los "wachis".
 
Hace unos cuatro años, en Londres, me llamó la atención encontrar en los supermercados algunos productos específicos para esa dieta. En Dublín es muy fácil encontrarlos, desde una báscula hasta cacao soluble. 

Barato... no.

   

25 mayo, 2013

Carrolls

Desde que llegué a Dublín le tenía echado el ojo a una bolsa bandolera de Guinness con su famoso tucán.

Entre los personajes habituales de las tiendas de souvenirs, junto a los leprechauns y las ovejas, se encuentran los vigilantes. Los vigilantes son más o menos malencarados, más o menos aburridos de ver pasar gente.

Una de las constantes en las tiendas de recuerdos es la música de fondo, las canciones tradicionales irlandesas bombardean tu subconsciente con mensajes subliminales sobre la necesidad de comprar CDs y DVDs y probablemente, diez minutos después de salir de la tienda, te preguntarás a tí mismo por qué canturreas por lo bajo "alive, alive ohhh"

Hoy por fin me he decidido a comprarme mi bolsa y con ella en la mano, como si fuera la última de la tienda y me la quisiera arrebatar algún turista, he recorrido el resto de la tienda mirando objetos inverosímiles.

El vigilante de la tienda Carrolls de Talbot Street se sabe las canciones y las canta a un volumen considerable. El vigilante de la tienda Carrolls de Talbot Street me ha dicho "hello" y yo le he contestado "hello", y me ha seguido con la vista y con sus canciones por los pasillos desde la puerta.

"I hope to see you again" (espero volver a verte) es lo último que me ha dicho.

24 mayo, 2013

Jefas

En ocasiones... soy mi jefa.

Al principio, los días que no estaban las jefas, me mandaban al otro edificio, a la oficina de Schoolspace, para tenerme supervisada, para que me buscaran allí alguna ocupación y para poder llamar por teléfono y comprobar que estaba y que estaba haciendo algo.

Cuando descubrieron mi habilidad para convertir presentaciones de power point en presentaciones de prezi me convertí en mi jefa. Empezaron dejándome sola algunas tardes, bromeando con que era mi propia jefa, y ahora paso jornadas enteras sola entre la gente del proyecto Launchpad, sin ver a nadie de mi empresa.

Esos días recibo uno o dos correos electrónicos, de una o dos de las jefas, en los que alaban mi trabajo, me recuerdan lo agradecidas y contentas que están con lo que hago, y me piden que haga una nueva cosa. Por alguna razón que desconozco, los correos de la jefa son lo único que entra en mi teléfono, aprovechando las wifis públicas, mientras camino por la calle.

Al llegar las cinco, o cuando mi encargo del día está, a mi perfeccionista juicio, rematado, escribo un email a las jefas mandándoles el enlace pertinente para que revisen mi trabajo y piensen los cambios necesarios.

Con las limitaciones propias de una jefa que no cobra y que no manda sobre nadie más que ella misma, una jefa que no decide sus vacaciones y solo a veces su hora de salida, soy mi jefa, y hoy me tomo la tarde libre.

23 mayo, 2013

Música

En mi lista de previos al viaje estaba seleccionar música para mi mp3. 

Nunca llegué a hacerlo, simplemente copié las carpetas que se van acumulando en los mp3 a lo largo de mi vida, sin borrar las canciones que salto una y otra vez porque no me corresponden o porque en algún momento me harté de escucharlas, y sin incluir nada nuevo, sin renovarme.

El verano que cumplí años en Coruña mi regalo de cumpleaños fue un mp3 (tras la muerte sonora del anterior). Con mi inercia característica ninguno acababa de convencerme y al final, desoyendo las voces que me decían que comprara un iPod, me compré uno pequeñito, negro, con una pinza y una funda de silicona, que tenía la peculiaridad de llevar un altavoz integrado y poder escucharse sin cascos.

El verano pasado, camino de Florencia, lo perdí.

Ahora tengo otro que me compró un amigo en eBay, pensando que era como el anterior. Pero no, no era como el anterior, no tiene altavoz, ni pantallita para ver lo que escucho (ni radio, ni grabadora...). Así que cuando lo traje a Dublín pensé que si se moría aquí, o lo perdía, no me iba a importar demasiado.

Ayer le dio un repente y la única forma de resucitarlo, después de darlo por perdido, ha sido formatearlo.

Seleccionar música para mi mp3

22 mayo, 2013

Día de destrucción

 
Hay días que están hechos para dejarlos pasar.

En el compartimento de mi mochila en que hoy iba esto el otro día iban mis gafas, sin funda.

No sé cómo ha sucedido, ni por qué mi mp3 está atascado en el limbo de los mp3, no sé por qué me duele todo, ni por qué estoy muerta de sueño.

 Lo dejaremos pasar.

21 mayo, 2013

Habituales


Hoy, saliendo del hotel, he cogido, varias paradas antes de lo habitual, el segundo de los autobuses que cojo habitualmente para llegar a mi trabajo.

En el autobús 27 coincido habitualmente con una señora y un niño de unos 10 años, se sientan en el segundo piso, en el asiento de delante. El niño come patatas fritas y bebe agua de una botella, la madre carga con una pequeña mochila, con un dibujo demasiado infantil, y le limpia la cara con una toallita. Él a veces le toca el pelo enroscándolo en sus dedos, sin mirarla. Y ella se preocupa de que baje las escaleras con cuidado mientras él lleva, colgada en bandolera, una libreta en la que pegar con velcro dibujos que completan frases como "I need ..."

Si no cojo exactamente ese autobús los busco con la mirada sin encontrarlos (un día los encontré dos asientos más atrás y sonreí).

Hoy he visto subir en el 40 al repartidor de periódicos gratuitos que normalmente se quita su indumentaria amarilla en la parada de College Green y la mete en su mochila. No esperaba verlo y me ha hecho sentir, después de estos días anómalos, que las cosas vuelven a estar en su sitio.

Las rutinas son una energía poderosa.

20 mayo, 2013

Comuniones

No sé si pensar que en Dublín una comunión es un asunto muy serio o no.

Una comunión es un negocio, como en todas partes, pero en Dublín es un negocio especializado. Hay tiendas que venden adornos de primera comunión (globos, bandas, banderitas...), supongo que hay tiendas que venden vestidos de primera comunión para niñas pero o no las he visto o no me he fijado, y hay tiendas de trajes de primera comunión para niños.

Los niños no hacen la primera comunión de calle, ni de marineritos (que no sé yo de dónde vendrá esa absurda tradición española), en Dublín los niños hacen la primera comunión de gansters, con su traje perfectamente planchado, su chaleco y su corbata, con brillos diversos en alguno o todos esos elementos.

Uno de los niños de mi casa hizo la comunión hace dos sábados pero no lo vi con su traje, supongo que el hecho de que me dejaran sin comida hizo que perdiera interés en el evento.  

Las niñas, tan princesísimas como en cualquier rincón de España, llevan además diademas/coronas brillantes y, si tienen suerte, se trasladan en limusina con toda su familia dentro, como si de un microbús se tratara. O van al zoo al día siguiente, todavía emprincesadas, a sorprender a los monos con su vestido blanco.

Supongo que con tanto gasto es normal que celebren la comida en un buffet chino, que yo lo he visto.


Foto de Carlos Cortés


18 mayo, 2013

Eres mi rincón favorito de... Dublín

Mira que hay cosas chulas que ver y fotografiar en Dublín pero, con diferencia, esto es lo más bonito que he visto.

(Lo sé, la foto es malísima pero el momento la compensa)



17 mayo, 2013

Eurovisión

Parece que Bonnie Tyler  aún está viva.

Se me acumulan los acontecimientos importantes este fin de semana: viene mi familia, mi marido cumple años y se celebra el festival de eurovisión*.

En la academia de inglés una tarde coincidimos en clase con cuatro chicas estonas. Por esos caprichos que tiene la vida una de ellas acabó haciendo sus prácticas en la misma empresa que yo.

Kaisa no era una buena compañera de trabajo, aparte de su forma de ser (que cada uno es como es pero la chica era algo seca de más), tenía detalles que a mí no me gustaron. Era rapidísima haciendo todo (la calidad de sus traducciones no es contrastable) y siempre la dejaban marchar antes que a nosotros.

Pero la referencia constante cuando le preguntaban de dónde era era el festival de eurovisión.

En el informativo (inglés) de la mañana hablan del festival de eurovisión y yo no sé si votar a Estonia o a España*, que este año puedo.

Sshhhh, que no se entere mi hija.


* A falta de emoticonos, por fagor hagan uso de su sentido común para captar el tono sarcástico

15 mayo, 2013

Iglesias

Dublín,  y supongo que Irlanda en general, es un lugar lleno de iglesias.

 De camino a mi trabajo, en unos tres minutos de autobús veo seis iglesias, empezando por la famosa Christ Church, donde se pueden ver las momias de un gato y una rata rescatadas de uno de los tubos del órgano, hasta la iglesia de Saint James, en pleno corazón del territorio Guinness, donde puedes empezar el peregrinaje a Santiago recogiendo tu credencial en la sacristía.

Como curiosidad podemos añadir la famosa "The Church" con su bar/restaurante dentro, donde se casó Sir Arthur Guinness (antes de tener sus 21 hijos, supongo) y cuyo portero me reconoce y sonríe porque silbo.


Pero una de las cosas que más me inquieta sobre las iglesias de Dublín es viajar en el autobús junto a gente que se santigüa al pasar por ellas.

No sé si se santigüan en todas, si depende de la religión, si tienen una "iglesia de cabecera" y sólo se santiguan al pasar delante de ella, pero esta gente, en ocasiones, se santigua.

¡Qué trabajos nos da el Señor!

14 mayo, 2013

Falsos amigos

Al final no voy a conseguir enseñar a esta gente bárbara a hablar en condiciones.

En una ocasión estuve a punto de utilizar la palabra "constipated", en forma y contexto adecuados, para pedir pan integral para mis tostadas del desayuno, pero al día siguiente tenía un kiwi y una ciruela de postre y pasé.

"Constipated" (estreñido) es uno de esos falsos amigos, que, como los falsos amigos, parecen lo que no son. Hay muchos más, como el inofensivo "library" (biblioteca) que se puede perdonar por proximidad semántica, o mi recién descubierto "artefact" (resto arqueológico) que poco después de entrar en mi vida apareció en una conversación con Mark.

Pero mi falso amigo más curioso es un falso amigo a tres bandas. 

Me resulta prácticamente imposible recordar el verbo gritar en inglés y siempre tiendo a usar "cry" (llorar). El otro día, hablando con un compañero francés, caí en la cuenta, mi "cry" viene del francés "crier" (gritar).

Es lo que tiene dejarse dominar por tantos idiomas.

13 mayo, 2013

Cuatro estaciones

Dicen  que en Dublín se pueden vivir las cuatro estaciones en un día, doy fe.

No es la primera vez que os hablo del tiempo, incluso antes de probarlo ya lo hice carne de blog, os hablé de mi regalo y de lo estupendo que resultó. Lo que no os conté es que mi paraguas era tan ligero que cuando dejé de llevarlo un día que lo llevaba ni me enteré, espero que alguien lo aproveche.

Pero ahora que lo he experimentado ya puedo hablar con fundamento del tiempo, al menos del tiempo en primavera.

Hoy he aprendido cómo se dice granizo en inglés, con la emoción no acertaba a construír la frase correctamente para preguntar cómo se llamaba "eso", mientras miraba por la ventana durante mi comida. Por que sí, ha granizado, con ganas y en dos ocasiones (que yo sepa) durante el día de hoy, pero el granizo, como la lluvia, como los nublados y como el sol, dura exactamente lo que tarda en pasar.

Y aunque he perdido mi paraguas y había resultado ser tan estupendo, ahora, con más experiencia y más saber estar dublinés, no lo necesito. He descubierto que lo mejor para un chaparrón en Dublín es un teléfono móvil: cinco minutos de angry birds debajo de una cornisa y a caminar de nuevo sobre el suelo brillante, de lluvia y sol.

También había leído que el tiempo es un tema de conversación habitual en Dublín. Parece que me voy integrando.



12 mayo, 2013

Patatas

"Patatas pocas y cocidas"...

Según Albina, la matrona de mis clases de preparación al parto, esa fórmula mágica formaba parte de una alimentación sana y equilibrada durante el embarazo. Albina la repetía en un estado de semitrance dando voz a los bebés de nuestras barrigas, supongo que sin intención de traumatizarnos.

Y yo sospecho que mi dieta está pagando los años de hambruna en Irlanda.

Yo creía que la hambruna era debida a un cúmulo de factores más o menos ignotos, y que fue soportada a duras penas gracias al consumo de patatas, pero no, todo lo contrario, la gran hambruna (famine, palabra evidentemente familia de la fame gallega), fue consecuencia precisamente de tres cosechas seguidas de patatas arruinadas por una peste de esas arruinacosechas.

Y no sé si el exceso de hidratos de carbono en mi dieta se debe a los efectos colaterales de la hambruna o a que no quieren que me de un arrebato nacionalista y me haga fuerte en su jardín, el caso es que me tienen sometida a base de subidones de glicemia. Me han convertido en una yonqui de las patatas.

Menos mal que no estoy embarazada, porque aquí las patatas siempre son muchas y fritas.

11 mayo, 2013

Ecuador

Cuando la cuenta atrás se junta con la "cuenta adelante" estamos en el ecuador.

Después de un mes y una semana de constantes cambios, de conocer gente y autobuses, de aprender cómo moverme, cómo comer, cómo trabajar y hasta cómo salir, estamos en la mitad de esta aventura. 

Con dos paquetes y medio de pipas y mi mermelada casera acabada pienso en la cuña de queso manchego que no metí en la maleta.

Con la tarjeta del autobús caducada (y sustituida) y mi pincho USB recargado pienso en las mentiras que quizá nadie dijo pero yo me creí (creí que iba a tener una conexión normal cuando me aseguraron que tendría internet en casa)

Con la época de cumpleaños al caer (Carlos en mayo y Sabela en junio) pienso en la cocina que no tengo para preparar las tartas, las chuches y las galletas.

Con los cerezos dublineses floreciendo por fin (hasta ahora no me constaba que hubiera cerezos en Dublín) pienso en las cerezas que este año no voy a comer.

Supongo que el ecuador es una de esas ocasiones, como el fin de curso o el fin de año, que nos llevan a hacer balance pero, como no estoy segura del resultado, lo dejaré para el fin de...

10 mayo, 2013

Músicos

El Gipsy Rose es mi bar en Dublín.

Hace muchos años, cuando estudiaba en Bilbao, adquirí el hábito de ir al Casco Viejo a escuchar a un chico que cantaba canciones de Silvio Rodríguez acompañado de su guitarra. Iba muchas tardes, le escuchaba y miraba, le echaba una moneda (veinte duros) y disfrutaba de una especie de extraña complicidad entre desconocidos.

La primera vez que pasé por delante del Gipsy Rose estaban abriendo la persiana y, solo con verlo desde fuera, pensé: este es mi bar. Me recordó al Susies Saloon de Amsterdam y remotamente al Lucky Red en Roma o al Zeppelin de Salou, en cualquier caso no me confundí.

Cada viernes, a eso de las nueve y media, me siento con mi pinta de Guinness en una mesa muy cerquita del escenario y cada viernes, a eso de las diez, disfruto de la música y la extraña complicidad entre desconocidos. Entre alardes instrumentales como el vuelo del moscardón o la marcha turca, Deko interpreta dignísimas versiones de temas de Pink Floyd, Eagles, Queen o Metallica, entre otros.

Lo que no sabe Deko es que cuando se calla para dejar que el público interprete el estribillo de "Sweet home Alabama" nosotros gritamos "miña terra galega". Quizás algún día se entere.

09 mayo, 2013

Hay que saber mearla


Acabo de enterarme de que una pinta es algo más de medio litro, 568 mililitros para ser más exactos. Eso supone que cada vez que salgo en Dublín me bebo algo más de un litro de Guinness.

Una tarde en clase de inglés, una de mis compañeras le preguntó al profesor por el equivalente inglés a nuestro "que aproveche". A la pregunta "¿qué hay que decir para ser educado cuando alguien está comiendo?" Leo contestó: "Nada. En Irlanda la comida no es importante, sólo importa la bebida"

En Irlanda importa la bebida y una de las bebidas más importante es la cerveza, por lo que en cada bar puedes encontrar un gran número de grifos para servir distintas cervezas y, en la mayoría de los sitios, te sirven cada una en su propio vaso.

En Dublín además de la Guiness Storehouse (con toda la zona Guinness alrededor) puedes encontrar junto al río Liffey el gran edificio de Heineken, y en los bares desde la famosa birra Moretti hasta mi querida Estrella Galicia.

Y, claro, como en todos los sitios, hay que saber mearla, pero me parece a mí que los que se iban a mear son los irlandeses si pasaran por Euskadi y descubrieran la cantidad de cerveza que te dan cuando pides un "zurito".


08 mayo, 2013

Leipreachán

 
No es extraño que un país como este tenga una tradición relacionada con el arco iris.

Tras unos días de espléndida primavera, espiritual y climatológica, el tiempo en Dublín ha vuelto a su comportamiento habitual: frío, viento, lluvia, sol, lluvia, viento, sol...

Y, por lo tanto, no es extraño que en un lugar como Dublín sea habitual encontrarse arco iris, enormes, bien definidos, llenos de color, de esos que llegan de lado a lado.

No hace falta encontrar la famosa olla de oro para disfrutar del arco iris.

07 mayo, 2013

Cuenta atrás

Y aunque es una despedida de mentira cuesta volver a casa, encontrarse sin internet y dormir sola.

Esta experiencia está cuajada de cuentas atrás. Aquella primera para el final de los exámenes, la tremenda cuenta atrás del inicio de todo esto, la cuenta atrás (catalizada por las preguntas de Paddy sobre cuándo venía mi marido) para la llegada de Carlos y, hoy, que Carlos ha vuelto a casa, empiezo con la cuenta atrás para ver a mis niños.


Mis compañeras de viaje, las tres que quedan, andan ya con sus personales cuentas atrás para volver a casa, con más o menos ansia.


Supongo que la cuenta atrás más larga y más cuesta arriba será la que empiece después de marcharse mi familia. Y no sé si empezará inmediatamente o pasarán algunos días, de momento no me preocupa, soy mujer de una sola cuenta atrás.


Nueve días.

06 mayo, 2013

Guinness II

Me siento parte de la gran familia Guinness.

Hace algún tiempo os conté que mi lugar de trabajo estaba muy cerca de la Guinness Storehouse. Lo que no os conté es que, según me digan, trabajo en dos edificios diferentes, uno de los cuales es una antigua Vathouse de la Fábrica de Guinness, por lo que en realidad trabajo mucho más cerca de lo que pensaba (sólo trabajan más cerca los que trabajan en la fábrica).


Hasta creo que los trabajadores de mi edificio que tengan una tarjetita con foto pueden acceder al Gravity Bar.


Ayer, por fin, fui a visitar la Guinness Storehouse y, como quien escribe en la puerta del baño "Aivou estuvo aquí", dejé mi huella virtual.


 

 

Y ya que soy parte de la familia, a ver si heredo algo.

05 mayo, 2013

Será el viento

Foto de Carlos Cortés

No es fácil encontrar una bolsa de plástico en Dublín.

Imposible no es, pero no es tan fácil como en Galicia. No te dan bolsas de plástico en los comercios, por lo menos no gratis o no tan baratas.

Incluso el sistema de recogida de basura minimiza el uso de bolsas cobrando la recogida por unidades, con lo que las bolsas de basura tienden a ser pocas y grandes.


Lo curioso es que, en un lugar en el que el plástico parece estar controlado, es difícil intentar hacer una foto a unos árboles sin hojas sin que alguno de ellos tenga un plástico enganchado entre las ramas.

Supongo que cuando los árboles se llenen de hojas los plásticos desaparecerán (de la vista).

04 mayo, 2013

Me gusta pero no me gusta

Belfast es una ciudad fea, histórica y políticamente interesante, pero fea.
Y en Belfast conocimos a Kevin (Kevin Sean), un taxista que, por su capacidad de comunicarse en castellano, fue reclamado, entre turno y turno de trabajo y muerto de sueño, para hacernos de guía en la ruta de los murales.


Kevin, no sé si en un intento de traducir gaélico o porque él lo pronuncia así, llamaba galego a su lengua. Porque Kevin, además de inglés y castellano, habla gaélico. Es un "gael", según el mismo: "chico que habla el "galego" y practica los deportes de aquí..."


Nos recogió en la calle Sebastopol, en la esquina de la oficina del Sinn Féin, delante del archiconocido mural de Bobby Sands. Y al parar de nuevo allí nos dijo "me gusta pero no me gusta".


El mural de Bobby Sands dice eso de "our revenge will be the laughter of our children". En inglés.



Foto de Carlos Cortés


03 mayo, 2013

Abrigos

Donde fueres...

Se puede tener complejo de mono de imitación  o estar orgulloso de la capacidad de mimetización/adaptación, en cualquer caso no es una mala política adaptarse a las costumbres observando e imitando.

El primer viernes que trabajé (tengo la sensación de que hace siglos) al llegar la hora de comer, la jefa me dio dos buenas noticias: que no trabajábamos esa tarde y que nos invitaba a comer en el "pub".

Cuando llegamos, en el pub estaba toda la gente que conocía de la oficina y algunos más. Tardé solo unos segundos en darme cuenta de que los abrigos estaban colocados sobre los taburetes y unos segundos más en colocar mi abrigo sobre mi taburete y sentarme encima.

Me ha encantado su cara al comprobar que no le estaba tomando el pelo.





02 mayo, 2013

Aviones y autobuses

El autobús 16 lleva del centro al aeropuerto.

Cuando ves como aterriza el avión desde el autobús y en ese mismo momento el autobús gira en sentido contrario (al del avión) piensas: ¡mierda!

Después piensas: tranquila, solo es un poco (indeterminado) más.

El autobús 16 tarda casi una hora (en el mejor de los casos) en llegar del centro al aeropuerto pero cuando llega hay abrazos, sonrisas y besos.

01 mayo, 2013

Hurling

El hurling es un deporte acojonante.

Supongo que antes de venir debería haberme interesado por las costumbres del país para así no confundir los campos de hurling con campos de rugby.


El hurling es un deporte acojonante. Acojonante por que la pala (hurley) que utilizan parece un arma bastante contundente, que en un deporte individual podría ser asumible pero que agitada en un campo lleno de jugadores, por mucho casco que lleven, acojona.


Supongo que, aunque antes de venir me hubiera interesado por las costumbres locales, no habría podido reconocer el estadio que veo a lo lejos desde el autobús cada día. 

Lo que yo pensé que era el estadio de fútbol de la ciudad (sin saber si en Dublín existe siquiera un estadio o un equipo de fútbol) es el estadio Croke Park, donde se juega la final del campeonato más importante de hurling (la All-Ireland Championship).

No lo tengo muy claro, pero sospecho que en ocasiones el hurley se usa para arreglar el jardín.