12 mayo, 2013

Patatas

"Patatas pocas y cocidas"...

Según Albina, la matrona de mis clases de preparación al parto, esa fórmula mágica formaba parte de una alimentación sana y equilibrada durante el embarazo. Albina la repetía en un estado de semitrance dando voz a los bebés de nuestras barrigas, supongo que sin intención de traumatizarnos.

Y yo sospecho que mi dieta está pagando los años de hambruna en Irlanda.

Yo creía que la hambruna era debida a un cúmulo de factores más o menos ignotos, y que fue soportada a duras penas gracias al consumo de patatas, pero no, todo lo contrario, la gran hambruna (famine, palabra evidentemente familia de la fame gallega), fue consecuencia precisamente de tres cosechas seguidas de patatas arruinadas por una peste de esas arruinacosechas.

Y no sé si el exceso de hidratos de carbono en mi dieta se debe a los efectos colaterales de la hambruna o a que no quieren que me de un arrebato nacionalista y me haga fuerte en su jardín, el caso es que me tienen sometida a base de subidones de glicemia. Me han convertido en una yonqui de las patatas.

Menos mal que no estoy embarazada, porque aquí las patatas siempre son muchas y fritas.

2 comentarios:

  1. Como me presta lerte!!! (aínda que non sempre o diga)
    Moitas grazas Cris, por facernos partícipes desta etapa túa tan especial. Encántame saber de ti.
    Moitos bicos!!!

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    1. Pero se sempre o dis :)
      Grazas a ti por seguir aí e escribir, ti ben saberás que un comentario nun blogue agradécese moito.
      Pois iso, moi agradecida :*

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