Y aunque es una despedida de mentira cuesta volver a casa, encontrarse sin internet y dormir sola.
Esta experiencia está cuajada de cuentas atrás. Aquella primera para el final de los exámenes, la tremenda cuenta atrás del inicio de todo esto, la cuenta atrás (catalizada por las preguntas de Paddy sobre cuándo venía mi marido) para la llegada de Carlos y, hoy, que Carlos ha vuelto a casa, empiezo con la cuenta atrás para ver a mis niños.
Mis compañeras de viaje, las tres que quedan, andan ya con sus personales cuentas atrás para volver a casa, con más o menos ansia.
Supongo que la cuenta atrás más larga y más cuesta arriba será la que empiece después de marcharse mi familia. Y no sé si empezará inmediatamente o pasarán algunos días, de momento no me preocupa, soy mujer de una sola cuenta atrás.
Nueve días.
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