12 febrero, 2013

Genética

Hacen falta unas cuantas generaciones para forjar una fortuna familiar pero una sola para dilapidarla.

Hace unos días fui al banco a pedir una tarjeta de crédito que sirva de respaldo a mi 4B. Por alguna razón práctica que me explicaron y que no quise ni entender, ni discutir, mi marido tenía que ir a firmar la solicitud.

En mi familia se cuenta la historia de mi abuelo, que en algún momento de su vida tuvo uno de los primeros coches de la zona (en la cantina de la estación había una foto de mi abuelo en su coche por el desfiladero de Pancorbo). Se cuenta que pasó algún tiempo en París y todo suena con regusto a "bon vivant". Y, aunque no se cuenta, la siguiente generación ya no conoció ese ritmo de vida.

Mi marido, quién sabe si desconfiando de mi genética, aprovechó la visita al banco para consultar un par de saldos y hacer números.

En principio no tengo intención de dilapidar ninguna supuesta fortuna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario