03 febrero, 2013

Cerezas

Aún no sé fechas, fechas concretas, solo sé fechas aproximadas que van cambiando con los rumores.

Cuando empecé a plantearme seriamente la posibilidad de irme a Dublín calculé, basándome en las fechas del año pasado, que me iba a perder dos de los acontecimientos importantes de cada año. 

El primero, que aún me reconcome, es el cumpleaños de Sabela. Lo hablé con ella y dijo que no le importaba, si le compraba un regalo (a estas alturas ya ha perfilado más y sabe exactamente lo que le tengo que comprar), pero hoy mismo me ha preguntado si le podía hacer galletas para su cumpleaños... (suspiro).

El segundo acontecimiento, celebérrimo en mi casa y en mi entorno (instituto incluido), es la cosecha de cerezas del cerezo de mí jardín. No os voy a contar mucho de mis cerezas porque todo lo que diga se queda corto, las cerezas son mi fruta favorita y las cerezas de mi cerezo son las mejores que he probado en mi vida, no tengo más que añadir.

El caso es que el baile de fechas cada vez me acerca más a mis queridas cerezas y no se me ocurre mejor momento para volver que en plena cosecha.

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