Mi cuerpo es un eterno confundido, no es extraño que confunda la regla con un embarazo pequeñito con su correspondiente síndrome del nido.
Mi síndrome del nido menstrual se caracteriza por un irrefrenable impulso de ordenar, limpiar, lavar, comprar y cocinar, y, como se corresponde con un embarazo pequeñito, es tan intenso como efímero.
A veces se benefician los baños, otras el desván, a veces vacío el cesto de la ropa sucia y lleno el congelador de comida cocinada (que no precocinada). Y a veces me quedo a medio limpiar, o a medio ordenar, o a medio cocinar todo lo que medio compré, y todo tiene que esperar otra vez a ver si el próximo mes mi cuerpo se vuelve a confundir.
Esta especie de embarazo dublinés también tiene su síndrome de nido que incluye aspectos tan heterogéneos como revisiones odontológicas o el pago de las actividades extraescolares hasta el fin de los tiempos.
Como si no hubiera mañana.
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