A principio de curso decidí que no quería
"cogerle cariño" a nadie más, que estaba harta de cambiar de curso y de
compañeros que desaparecen de mi vida como aparecen. Evidentemente fue
uno de esos propósitos que no se cumplen, y me alegro.
Este curso, por nuestro concienzudo estilo de seguimiento huelguístico, uno de los profesores nos bautizó como "los sindicalistas".
Y mis sindicalistas son gente muy concienciada y muy concinezuda: si hay que hacer huelga se hace huelga, si hay que comerse una lasaña no quedan ni las migas, y si hay que salir... se sale.
La llegada del día de San Patricio preocupó a mis sindicalistas, que, con su espíritu de sacrificio habitual, decidieron que a Dublín no se puede ir así como así, que requiere un entrenamiento, y me llevaron a la cervecería Mulligans.
Supongo que este pedazo resacón sindicalista equivale a unas buenas agujetas.
Jijiji, resacas de estudiantes!
ResponderEliminarPero sen idade (de estudante)...
Eliminar(os outros seica despertaron como rosas, pero claro, tampouco foron a unha manifestación coa súa filla pola mañá)