16 marzo, 2013

Entrenamiento

A principio de curso decidí que no quería "cogerle cariño" a nadie más, que estaba harta de cambiar de curso y de compañeros que desaparecen de mi vida como aparecen. Evidentemente fue uno de esos propósitos que no se cumplen, y me alegro.

Este curso, por nuestro concienzudo estilo de seguimiento huelguístico, uno de los profesores nos bautizó como "los sindicalistas".

Y mis sindicalistas son gente muy concienciada y muy concinezuda: si hay que hacer huelga se hace huelga, si hay que comerse una lasaña no quedan ni las migas, y si hay que salir... se sale.

La llegada del día de San Patricio preocupó a mis sindicalistas, que, con su espíritu de sacrificio habitual, decidieron que a Dublín no se puede ir así como así, que requiere un entrenamiento, y me llevaron a la cervecería Mulligans.


Supongo que este pedazo resacón sindicalista equivale a unas buenas agujetas.


2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Pero sen idade (de estudante)...
      (os outros seica despertaron como rosas, pero claro, tampouco foron a unha manifestación coa súa filla pola mañá)

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