27 abril, 2013

Música

En ocasiones oigo músicas.

En varias ocasiones desde que estoy en Dublín he escuchado una extraña música, sin origen fijo, que como aparecía desaparecía. Recuerdo un miércoles especialmente ventoso, en el que hacían ruido las tejas de mi minicasa y la música parecía traída de algún fantasmagórico lugar.

La música, machaconamente pegadiza, se instaló en mi cabeza y fue buscando recuerdos, hasta llegar a un video de los Tweenies que supongo que me hizo escuchar Sabela en más de una ocasión.

Mi cerebro insinuaba una respuesta pero las piezas no encajaban... demasiado frío, demasiado ventoso, demasiado lluvioso, demasiado temprano...

Hoy lo he visto claro, el primer día realmente primaveral, con los brotes reventando en los árboles y los habitantes de Coolock arreglando sus jardines, se ha materializado delante de mí: el camión de los helados con su música.




La música del camión de los helados genera niños de la nada.


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