En este caso sería mejor decir, la cabeza las hace...
Mi cuerpo está pagando el precio de la decisión de mi cabeza (si es que mi cabeza tuvo algo que ver en esta decisión, que lo dudo).
En los veintitantos días que llevo en Dublín ya he tenido dos reglas, o
algo parecido. La primera me empezó un día antes de venirme y la segunda
un día después de acabarse la primera, en total veinte de los
veintitantos días que llevo en Dublín.
No sé si constatar que no tengo veinte años (que tampoco lo pretendía, que nadie se engañe) me está lanzando
directamente a la menopausia o si, simplemente, esta experiencia es
demasiado intensa para mi equilibrio hormonal.
Y a todo ese desequilibrio podemos sumarle la imparable aparición de canas en mi pelo.
La cabeza las hace... y el cuerpo las paga.
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